El Barranco del Cercado, esta ubicado en el barrio Santacrucero de San Andrés, conocido este por su carácter marinero. Los dos valles que conforman San Andrés, se les conocía en tiempo de los guanches con los nombres de Abicore e Ibaute, siendo los actuales El Cercado y de Las Huerta respectivamente. Nace en los montes de Anaga, cruzándose en su tramo final con el Barranco de las Huertas y desembocando en la pequeña playa que se encuentra al lado de la Cofradía de pescadores.Quedamos en la entrada de San Andrés y nos dirigimos en primer lugar a tomar el Cafelito de rigor pa ir calentando las madres. El grupo lo componíamos siete personas (Auxi, Antonio, Reyes, Héctor, Tana, Fran y yo). Para llegar al barranco tenemos que salir de Santa Cruz con dirección a la Playa de Las Teresitas (TF- 11 ). Al entrar en el Barrio de San Andrés, nos acercamos al Castillo del mismo nombre, desviándonos hacia la izquierda y subiendo por una calle, que en su centro divide los dos carriles con unos jardines. En el final de esta calle nos desviamos a la derecha, pasando por el instituto. Nos encontraremos con una carretera estrecha de doble dirección, que nos va adentrando poco a poco en este sorprendente barranco. Después de un pequeño paseo en coche contemplando la espectacular boca de este barranco, sus paredes con cuevas, en tiempos aborígenes seguramente ocupadas por los guanches, su fauna, su flora y sus caseríos, llegamos al final de la carretera, donde dejamos el coche en un apartadero a la derecha.
Voy despacio en mi coche, ya que delante camina despacio y sin prisas un señor con sus cabras y sus perros. Su mirada atravesada y hacia abajo me dice que este es su territorio. “Buenos días” . No hay respuesta, solo un ademán con la cabeza. El hombre se sienta en la entrada del sendero gritándole a las cabras. Antonio, Auxi y yo comentando la cara de mala leche que tiene. “No se te ocurra decirle nada que no nos deja pasar. ¿Viste como me miro? Si tio “¡Joder“!. Pero la realidad era otra. Reyes se había enzarzado en una conversación amena con el hombre que le explicaba y decía los nombres de todas y cada una de las crestas que llegaba a alcanzar con la mirada.
El sendero nos saluda con un espectacular palmeral. El camino nos va haciendo ascender poco a poco, atravesando este palmeral dejando entrever el riachuelo que discurre por el barranco. Encontramos algunos charcos que parecen diminutos oasis, en donde las palmeras forman unos pequeños túneles.En este barranco, hace unos años ( 1.997) se introdujo de manera voluntaria un cangrejo de río americano, perteneciente a los pantanos de agua dulce del Mississipi. Esto puede hacer daño al frágil y escaso ecosistema de agua dulce que hay en la isla. Se dice que en la actualidad el cabildo esta intentando erradicar o controlar la población que ya existe. En fin, sigamos caminando. Atravesamos el riachuelo entre una gran colonización de paragüitas, papiros, planta paragua o juncia, que tampoco son autóctonas de estas islas, sino del continente africano. El paisaje que avistamos entre las palmeras es espectacular. Seguimos subiendo por un sendero estrecho que nos permite ver las pequeñas huertas elaboradas por las gentes del lugar. El sauce canario es bastante abundante en el cause de este barranco, sin dejar ver a veces el agua que discurre por el. Encontramos en algunos tramos del camino algunas cuevas, que sin duda fueron aborígenes en su tiempo, hoy corrales de cabras.
Ahora el sendero nos hace descender de nuevo hasta el cause del barranco, trasladándonos a un paraje espectacular por su sosegada belleza. Aquí se forma una pequeña casca escalonada rodeada de caña, sauces, y ñameras. El ruido del agua y la tranquilidad del lugar nos hace sentarnos un rato en este rincón tan especial.
Proseguimos nuestra andadura, por el barranco zigzagueando entre la vegetación de plantas termófilas. Atravesamos el pequeño riachuelo, entre sauces y ñameras y empezamos una subida continua que nos va metiendo en un bosque de brezos. Sin duda alguna la antesala de nuestros bosques de laurisilva. Los ladridos de unos perros nos indica que estamos llegando a los caseríos de la zona alta de este lugar de Anaga. Decidimos parar entre brezos y algún que otro laurel que va apareciendo, y tumbarnos un rato bajo la sombra de estos a comernos unas frutas. Veinte metros mas arriba se divisa desde una pequeña atalaya un valle espectacular, con el barrio de San Andrés al fondo.
Atravesamos el caserío entre los ladridos de un presa canario que marca su territorio. Ciento cincuenta metros mas arriba cruzamos una pista forestal y seguimos de frente subiendo por un sendero que esta cubierto por la laurisilva. En pocos minutos, llegamos al final de este, saliendo de nuevo a la pista forestal, que nos lleva directamente a la carretera cuarenta metros mas arriba.
Después de descansar un rato y hacer nuestra foto del grupo, como es costumbre, volvimos por el mismo sitio desandando nuestro pasos.
LA DIFICULTAD: Subir el barranco del cercado no es nada complicado. El sendero esta bien marcado y no tiene peligro, aunque siempre hay que ir con precaución. Como siempre digo, todo depende de la facultad física de cada uno. Para mi la dificultad es fácil.
LA DISTANCIA: indeterminada
LA DURACIÓN: Ida y vuelta y teniendo en cuenta todas las paradas que hicimos, porque nos gusta disfrutar de cada rincón de nuestra tierra, unas cuatro horas aproximadamente.
LA COMIDA: Como de costumbre, alguna fruta, frutos secos, algún bocadillo. No hay agua en todo el sendero, a no ser que la pidas en algún caserío. No se les ocurra beber la que corre por el barranco. De todas maneras se puede comprar en el barrio de San Andrés.
EL MATERIAL: Botas de senderismo (trekking in english), una pequeña mochila, gorro, bastón, un polar, suele cambiar el tiempo el los altos de Anaga, chubasquero, y por supuesto, la cámara de fotos.
Bueno amigos, espero que les sirva de guía si lo quieren patear algún día. Yo se los recomiendo.
Un abrazo a todos y buen camino.
¡BUUUUURGUAY!
CARLOS ROJAS.
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