miércoles, 2 de noviembre de 2011

CAMINO DE SANTIAGO. O´CEBREIRO/ SANTIAGO DE COMPOSTELA 2/12 -6 -2.011

Puente Romanico (Furelos)
Que puedo describir del Camino de Santiago que no hayan hecho ya. Lo único que puedo contar es mi gran experiencia vivida por el camino.
Sus paisajes, sus olores, su gente, el caminar día a día con los peregrinos, la ayuda humana sin esperar nada a cambio, amistades espontáneas que se van arraigando con el paso del camino, alegrías, esperanzas, sufrimientos, incertidumbre, y todo un sinfín de anécdotas y sensaciones que te van pasando, que hacen que el camino sea una experiencia inolvidable.
Mi aventura fue Galicia, de O´Cebreiro a Santiago de Compostela, un pequeño tramo del camino Frances, pero que grande se me hizo la vivencia, y que corta la aventura.
Todo empezó un día caminando por mis queridos bosques de Anaga. Una idea empezó a rondar en mi cabeza y poco a poco se iba desenvolviendo como un papel de regalo, y al final, siempre las mismas palabras: “EL CAMINO DE SANTIAGO”. Dicen que desde el momento que empiezas a pensar en el, ya lo estas caminando.
No había un día en que no entrara en Internet para absorber todo lo que salía del camino ( libros, guías, mapas, etapas, desniveles, distancias, fotos, foros, albergues, pensiones, materiales para llevar etc…..)
A medida que pasaba el tiempo la idea fue convirtiéndose en realidad, y Auxi , Antonio, mis dos acompañante de aventuras por los senderos, caminos y barrancos de las islas, y yo empezamos a buscar fechas para el viaje.
Ya teníamos mes, teníamos los días de camino y teníamos el recorrido. Diez jornadas para siete etapas. Suficiente para recorrer la distancia que queríamos sin ningún problema y así resolver nuestra incertidumbre de si estábamos preparados para recorrer unos 25km diarios.
Poco a poco y con la ilusión de un niño me fui haciendo con algo de material para el camino. Todos los días consultaba los foros para ver que llevaba la gente en las mochilas, el peso mas adecuado, si llevaban botas, zapatos, tenis, o cholas, la mochila ideal, botiquín, camisas, calcetines, etc….. Al final reduje el peso hasta los 5 kilos en una mochila de 40litros. (saco de dormir, cholas, dos camisas, un pantalón desmontable, calcetines, cuatro pantalones de malla, un sombrero, chubasquero , toalla, botiquín, cámara, cargadores, una linterna frontal, cepillo de dientes, desodorante, y algo de champú). Todo eso hacían los 5 kilos Si me faltaba algo ya me haría con ello por el camino
El día 2 de junio me encontraba en la terminal de guaguas (Autobuses pal no canario) con los nervios a flor de piel, esperando la guagua que me llevaría al aeropuerto del sur. Mi camino había comenzado.
El viaje, me parecía que iba a una velocidad de vértigo, mas bien era que todavía no era capaz de asimilar tal acontecimiento.
Eran las 9 de la noche y ya estábamos en Santiago de Compostela paseando por la plaza del Obradoiro.
A las 8 de la mañana del día siguiente estábamos en la terminal de autobuses ( Guagua pal canario ), donde cogeriamos un autobús de la compañía ALSA que nos llevaría en tres horas y media a Piedrafita de O´Cebreiro. Aquí nos tomamos un cortado pensando y calculando el tiempo que nos llevaría subir hasta O´Cebreiro (4,5 Km). Aunque yo sabia por los foros que habían un par de taxis que nos podían subir ( Félix y Fermín ),decidimos preguntarle a la chica del bar si había algúno que nos pudiera acercar. A los dos minutos apareció Félix, que nos acerco hasta la entrada del pueblo, un hombre muy agradable y que nos recomendó comer en Hospital de la Condesa, en el bar restaurante Otear
O´Cebreiro es un poblado probablemente de origen prerrománico con sus Pallozas, que así se llaman sus casas de piedra y techos de paja. Es la puerta hacia Galicia por la provincia de Lugo. Aquí compre mi bordón y mi vieira, símbolos del camino jacobeo, para que me acompañaran el resto del camino. A modo de curiosidad : Encontrar el simbolismo de la Concha de Santiago o vieira no ha sido fácil. Existe una gran variedad de opiniones sobre el origen de la integración de la concha de vieira como símbolo del peregrinaje a Santiago. Lo que sí es seguro es que la concha de vieira pasó a llamarse “Concha de Santiago” porque cuando los peregrinos llegaban a Santiago de Compostela, se les entregaba un pergamino que los confirmaba como peregrinos y se les colocaba sobre su sombrero y capa la concha de vieira, que es de suponer que “entre otras cosas”, demostraba su estancia en Santiago, de modo que de regreso a sus pueblos de origen no quedaba duda de su logro y méritos personales. “Pos eso”.
Visitamos su templo prerromántico de Santa Maria la Real, del siglo IX - X,  donde pudimos poner nuestro primer sello en la credencial. Un vistazo al horizonte desde lo alto de este primitivo pueblo, nos deja ver la magia de su historia.  Me hizo recordar a nuestra vega lagunera, ( La Laguna) pero a lo bestia. Sus campos se perdían en la distancia entre toboganes verdes de montañas. Desde ese punto nos trasladamos por una amplia pista forestal, que nada tiene que ver con nuestros estrechos senderos, rumbo a Triacastela, el final de nuestra primera etapa. Empezábamos a recorrer los 155 Km de nuestra aventura. Las flechas amarillas, otro símbolo del camino nos iban guiando hacia nuestro destino. En Galicia los municipios se denominan Concellos, a los cuales pertenecen distintas parroquias, que engloban a su vez a distintas aldeas. La pista forestal desemboca al pie de la carretera LU- 633, donde se encuentra la parroquia de Santo Estevo de Liñares, con una iglesia prerrománica
Sin darnos cuenta, llegamos al Alto de San Roque (1.270mts), donde se encuentra la figura de un peregrino luchando contra el viento, y donde también tuvimos nuestro primer encuentro oral con biciperegrinos.
Entramos en Hospital con el sol pegándonos de lleno, buscando el bar Otear, donde probamos nuestros primeros platos de comida gallega y nuestra primera cerveza del día. Hospital de la Condesa era el primer núcleo después de O´Cebreiro donde encontrábamos gente. Cuenta con un albergue de la Xunta, un bar, y como no, una iglesia. Desde O´Cebreiro hasta Hospital, ya habíamos topados con tres de ellas incluyendo un cementerio. Creo que es lo habitual por estas tierras. Después de un descanso, continuamos nuestro camino con paso apacible, contemplando los campos que se desplazaban en pequeñas pendientes hasta formar un valle entre las montañas, y por donde volvían a trepar. Llegamos a otra pequeña aldea llamada Padornelo, con iglesia, la antesala del famoso Alto del Poio, que se encuentra a 1.370 metros de altitud. Veníamos asustados por lo que habíamos oído hablar de esta tremenda cuesta, y encima recién comidos. Yo les comentaba que era imposible que una cuesta nos asustara, ya que en mi tierra estamos acostumbrados a ellas.
El Alto del Poio son aproximadamente unos cien metros de subida por un sendero, que no nos hizo ni cosquillas. El Alto del Poio de mi Isla tiene mas de 60 kilómetros. Desde que te bajas de un barco, hasta llegar al Teide, todo es subida. Tenerife es una isla llena de senderos, y caminos que suben y bajan entre los barrancos y valles. Eran los caminos reales de nuestros antiguos para atravesar la isla en todas direcciones y poder buscarse el sustento diario, haciendo intercambios de verduras, pescado, carne, leche, carbón, etc…
Un zumbido permanecía en mis oídos, del cual no me había percibido hasta ahora. Miles de cigarras (nosotros los llamamos cigarrónes) cantaban al unísono en estos prados despejados de árboles, en done sentíamos el calor que arreciaba por momentos por un sendero que discurría pegado al asfalto de la carretera. “Buen Caminoooo”…. “Adios estaa…. Unas biciperegrinas nos pasaron como tiros.
¡Bueenn Camino!…., Esas palabras que al principio no te nace decir, y luego la tienes constantemente en la boca….y mas tarde en tu memoria.
Nuestro camino continuaba pasando por increíbles y rusticas aldeas de esta parte de Galicia ( Fonfria, O´ Biduedo, Filloval, donde conocimos a Rosa, la dueña del bar restaurante Aira do Camiño, y que nos ofreció una agradable conversación .
Nuestra experiencia seguía camino abajo lentamente, entre foto y foto y a veces recordando las palabras de Rosa “ ¿No vais un poco tarde“?…..“No, Noo,… vamos tranquilos….vamos biennn…” La verdad que nuestro contacto con peregrinos había sido muy poco. Cruzamos la carretera y nos introducimos en As Pasantes, una estirada aldea que se comunicaba con Ramil por un espectacular sendero envuelto entre castaños centenarios. Entramos en Triacastela y descubrimos a los peregrinos que no habíamos visto por el camino “¡ESTABAN TODOS ALLI, EN TRIACASTELA!”…. . con el cuerpo ya cansado nos dirigimos a los albergues buscando donde pernoctar y asearnos…¡NADA! todo lleno. Ya me veía en el saco durmiendo a la intemperie, sin poder darme una duchita . Entramos en el bar pensión Fernández, pero nos dijo que tenia todo lleno, sin embargo Luis, que así se llama el dueño, cogió su teléfono móvil y empezó a llamar a todas las pensiones y albergues. Con una mano trabajaba y con la otra sujetaba el teléfono. Al final nos consiguió unas habitaciones en una casa particular. Entras ahora por esta calle y te diriges hasta la ultima casa, donde veras una señora esperándolos en la puerta”. Un señor que salía del bar se ofreció para acompañarnos.
Después de la ducha, que me sentó como si me hubieran dado un masaje, fuimos al bar de Luis (Pensión Fernández) donde nos comimos unos bocatas de calamares que parecían submarinos. “Madre mía, ¡fuuueeerte bocadillos!, y que pan. “Gracia Luis por todo“. “Gracias señora por dejarnos su casa”.
Sin haber pegado ojo en toda la noche, (“Vuelta parriba, vuelta pabajo, quita las mantas, ponte las mantas, enciende la luz, mira el despertador, bebe agua, nervios paca, nervios palla….) me levanto a las 6,30 de la mañana mas molido que un zurrón, como se dice en mi tierra. Ya en la puerta de la casa, nos despedimos de la señora y pusimos rumbo a la pensión Fernández para desayunar. Una buena taza de café con leche y unas súper tostadas con mantequilla nos pusieron las pilas para poder comenzar nuestra segunda etapa del camino, (Triacastela -Sarria por San Xil). Hay dos bifurcaciones para llegar a Sarria, una es por Samos, 6,5 km mas largo y que se va casi todo la etapa pegado a la carretera, aunque contemplando unas inmejorables vista del río Sarria o también llamado río Oribio, ya que se forma en las laderas de este monte. Nosotros decidimos ir por San Xil, que además de mas corta, nos adentraríamos por las aldeas y los bosques de robles de este espectacular lugar. Esta vez si habían peregrinos “¡MUUUCHOS PEREGRINOSS!”…. . Entramos en una aldea llamada A Balsa rodeada por el bosque. Una subida suave pero constante nos calienta las piernas. Aquí tenemos el primer contacto con nuestro querido amigo Juanjo, un andaluz que viene caminando de Francia. “Holaa”… “Que hay”…. “Ese hombre tiene que ser canario“, le comente a Auxi y Antonio. “Por la forma de saludar.. “Que haayy…”. Un rato mas arriba. Llegamos a la Fonte Dos Lameiros, ya en la carretera, donde soltamos las mochilas para descansar cinco minutos.
Mientras no acercamos a San Xil por un repecho, nuestro amigo Juanjo, nos comenta que viene caminando de Francia, que había salido hacia 31 días. También nos comenta que tiene familiares que viven en La Palma, y que suele ir con frecuencia. Nos habla de las comidas canarias, de lo bien que se vive por las islas, siempre con esa simpatía que tienen los andaluces al hablar. Entre risas y bromas, llegamos al alto de Río Cabo y volvemos a entrar por pistas forestales cubiertas de Robles, Castaños, y Abedules, que nos van dando sombra por la zona mas espectacular del sendero. Me embeleso sacando algunas fotos y contemplando los parajes de estas tierras intentando asimilar y absorber en mi memoria todo cuanto ven mis ojos. Mis compañeros han desaparecido por el camino, pero no importa, ellos van disfrutando a su ritmo, y yo al mio.
Al entrar en la aldea de Montan, los encuentro haciéndose unas fotos. “¿Dónde estaaabas?”….(Risas..),” Juanjo siguió camino”.
La bajada por este sendero que atraviesa esta aldea es increíble, me recuerda mucho a mis montes de Anaga, con esa vegetación, que hace perderte para disfrutar del silencio y la bruma que se enreda en las ramas de la laurisilva.
Es una pendiente en la que el camino esta formada por lajas de piedra, así que hay que tener cuidado con los resbalones. Por primera vez desde que salimos, la rodilla, que ya tengo operada me da un aviso.
Con el cuerpo un poco tocado por el cansancio, por haber llegado tarde en la anterior etapa, y no dormir en toda la noche, pasamos Fontearcuda, y dejamos atrás los tupidos senderos, para atravesar un pequeño riachuelo y entrar en Furela, en donde ahora los prados sustituyen a los frondosos árboles.
Paramos en bar Casa Franco, que estaba plagados de peregrinos. Volvimos a encontrar a Juanjo, que nos presento a Luci y a Emilio, un matrimonio Madrileño encantador, y que serian junto con Juanjo nuestros grandes amigos del camino.
Mi cuerpo cansado se dejo caer en una silla. Era un momento de lujo. Una silla una coca cola, fueras botas, fuera calcetines… ¡Uufff…!. Estuvimos un buen rato charlando, riéndonos y sacándonos fotos.
Aquí nos despedimos de Juanjo, ya que se quedaba muy cerca. No volvimos a saber nada de el hasta Portomarin.
Atravesamos Furela y entramos en el Concello de Sarria. A Emilio y Luci los volvemos a coger en Aguiada y ya seguimos juntos hasta Sarria, en un vaivén de tobogánes que nos ofrecía el sendero, que se pegaba junto a la carretera. ¡Por fin en Sarria!. Llegamos a la oficina de información, donde nos buscaron una pensión, ya que los albergues estaban llenos. Yo solo quería llegar, soltar la mochila, quitarme las botas, y meterme bajo la ducha. Mis pies tocaban en ese momento la sinfonía del dolor. Pequeñas ampollas empezaban a dejar mella en ellos. Mi cuerpo estaba bastante dolorido. Llegamos a Santiago, y estaban en fiesta, creo que era la Asunción, con lo cual no dormí nada. Al día siguiente, tres horas y media en guagua (Autobús pal no canario), y luego el no dormir nada en Triacastela. Mis pensamientos eran de que era imposible que pudiera aguantar si no me recuperaba.
Sarria, ostenta el mayor número de albergues del Camino Francés y es el lugar escogido por muchos caminantes para iniciar la peregrinación, ya que se encuentra en la distancia ideal para conseguir la Compostela (100 Km).

Después de un buen almuerzo, y una mejor siesta, nos dimos una pequeña vuelta por el pueblo buscando una farmacia, para ampliar algo el pequeño botiquín (aguja hipodérmica, gasas, esparadrapo, vaselina), y un supermercado para un pequeño avituallamiento para la siguiente etapa. Nos sentamos en un banco, a disfrutar de unas cerezas, junto a la ribera del río Sarria. La noche se nos echo encima y decidimos cenar en este mismo paseo, en unos restaurante, que nos sugerían en su carta, sobre todo mariscos y pescados. Se notaba que este era el punto de reunión del pueblo, y al ser Sábado el bullicio de la gente se dejaba notar. ( Tertulias en las mesas, familias cenando, peregrinos, algún vendedor ambulante, hasta una boda en la otra parte de la rivera).
Gracias a un relajante muscular, pude dormir de un tirón.  A las 6,30 de la mañana estábamos buscando donde dasayunar. Las conchas de metal de las vieiras  puestas en las aceras, los mojones, y las flechas amarillas, nos van llevando a las famosas escalinatas, donde esta el bar pensión con el mismo nombre y que suele estar lleno, ya que es prácticamenten la puerta para entrar en la Rúa o calle mayor, principio de la siguiente etapa. (Sarria-Portomarin). Después de nuestro habitual desayuno, y nuestro respectivo sello en la credencial, proseguimos juntos con una caravana de peregrinos que avanzaba por la calle mayor. Desde el mirador, Sarria aparecía envuelto en la niebla.
El convento de La Magdalena hace presencia junto al camino, que discurre pegado a un muro de piedras, invadido de líquenes y musgo, que separa a un campo santo de este. La caravana de peregrinos cruza un puente medieval (Ponte Äspera), que atraviesa el Rio Pequeño, afluente del Sarria. En la distancia, y por encima de los prados, aparece un viaducto, al cual nos acercamos para luego pasar por debajo y atravesar las vías del tren. Esto me hace pensar en Luci y Emilio, ya que el trabaja de maquinista en RENFE, y no nos los hemos encontrado en el camino.
Mientras tanto, nosotros, con parsimonia y disfrutando de nuestro deambular, fotografiamos estos vellos parajes.
Un puente de madera que atraviesa el riachuelo, es el comienzo de un fuerte repecho escoltado por impresionantes castaños que nos pone las pilas y que nos va acercando a As Paredes. La niebla nos impide ver estos increíbles rústicos paisajes de Lugo.
Continuamos por pistas asfaltadas vecinales durante un rato y paramos en un lugar llamado Vilei, donde encontramos junto a unas maquinas de café y refresco un sello para poner en nuestra credencial.
Nuestro Camino de Santiago continua sin prisas dejando a nuestros pasos indudables recuerdos que intento absorber en mi memoria. Fue en esta zona donde tuvimos nuestro primer contacto con Marcelo, un peregrino suizo que venia ya con su cuerpo curtido desde Pamplona. Caminaba solo y a la vez con todos, amigo de todos y enemigo de nadie. Su tranquilo caminar te contagiaba.
Estamos en el Km 108, y solo hemos recorrido unos 4 Km de esta etapa. La afluencia de peregrinos es mayor a medida que avanzamos por las aldeas (Barbadelo, Rente, Mercado da Serra). El cielo parece descubrirse por momentos entre la niebla, mientras, un corredor de árboles nos invita a pasear de nuevo entre ellos. Peruscallo, es una aldea donde encontramos la presencia de algunos hórreos. Por esta zona, la gente suele vender frambuesas, calabazas de agua y bordones. El camino se suele intercambiar entre pistas asfaltadas y senderos entre muros de piedras rodeados de castaños y carballos, que por momentos hacen que te olvides del duro caminar que día a día tu cuerpo va soportando. Ya hemos recorrido 10 Km y las aldeas se suceden una tras otra. En cuestión de un kilómetro recorremos Cortiñas, Lavandeira, y Brea.
Llegamos por el sendero a un lugar en donde los peregrinos se agolpaban para hacerse fotos, cosa que también hicimos para matar la curiosidad. Era el famoso mojón de los 100 Km lleno de pintadas y laureado con montículos de piedra. La gente guardaba su sitio con calma para sacarse unas fotos en este mojón .
Nuestros pasos nos llevan a  Morgade, con ganas de sentarnos y tomarnos un refresco o un cortado en su bar al pie de la pista asfaltada. Aquí volvimos a encontrarnos con Luci y Emilio, disfrutando de un bocadillo y una generosa copa de vino. Habíamos recorrido 12 Km de esta etapa del camino. Aproveche para quitarme un rato las botas, ya que los pies me estaban quemando
¡Me caguennn…! “Tengo los pies como un bebedero de patos” jajajajaja….Después de soltar la mochila, me dirijo al pequeño bar a buscar algo de beber. El local esta lleno de peregrinos intentando saciar su hambre y su sed, y lógicamente guardo mi turno educadamente. Primero una chica inglesa pide un Cola Cao, al mismo tiempo entra un alemán de casi dos metros y se pone delante de mi, como si no me hubiera visto. La señora se dirige a mi, con ese hablar gallego tan singular . “¿Qué era?”…. En ese momento salta el alemán como si le fuera la vida en ello. “¡MIIIII!”. “¡MIIIII!”… “¡YO SER PRIMEROOO!” …. “¡Que miii ni que miii ni nada Zurron!” “¡Haber si miras pa bajo coño!”. tres biciperegrinos que estaban detrás se morían de risa al ver la escena. El alemán, con cara de cabreo y a la vez de incertidumbre: “¿Que ser Zurron?”…. mas risas de los peregrinos “Coño mi hermano es que somos de la Victoria” jajajajajajja…." Ese deje chicharrero es inconfundible jajajaja"..... Sali del bar entre risas y bromas,  porque la cosa se estaba poniéndose un poco peligrosa y el peregrino alemán estaba nervioso.
SIGNIFICADO DE ZURRON: Aunque su definición seria Bolsa grande de pellejo, que regularmente usan los pastores para guardar y llevar su comida u otras cosas. …, en canarias es una bolsa de piel de cabra donde los pastores amasaban el gofio. Fue una pieza indispensable para los pastores en el desarrollo de su vida cotidiana. Y ahora que es el “GOFIO“.
GOFIO: Se trata de un alimento prehispánico, de origen bereber, consumido por los aborígenes canarios (Guanches) como parte fundamental de su dieta. En Tenerife se le denominaba "Ahoren". Este alimento se consumía con anterioridad a la llegada de los conquistadores europeos a las Islas Canarias, elaborando los aborígenes canarios gofios de cebada, trigo y también de rizoma (raíz) de helecho. Posteriormente se incorporaron nuevos ingredientes, como el centeno y el maíz (conocido como millo en Canarias y procedente de América). El gofio es una mezcla de granos tostados y molidos a la piedra al que se le añade una pizca de sal. “Pos eso”.
En mi silla, y con las botas desperdigadas por los suelos, contemplaba satisfecho tomándome una coca cola el caminar de la gente. Unos pasaban de largo, como si tuvieran prisa, otros paraban con cara de cansancio buscando un asiento, ya fuera en una silla o en el suelo, otros se curaban las llagas de sus pies para continuar su camino, aunque fuera penoso, pero con la ilusión de llegar a Santiago.
El sol se abre paso entre las nubes, dejándonos un día despejado, en donde el verde de los bosques y los prados vuelve a brillar. Me desprendo de mi polar enganchándolo en la mochila junto con un par de calcetines que no se me habían secado el día anterior, y ya con mis pies un poco mas descansados continuo con mis amigos (Auxi, Emilio, Antonio y Luci) formando la fila de peregrinos que marcha por todo el sendero.
La afluencia de peregrinos, es debido a que los fines de semana suelen hacer una o dos etapas y luego vuelven a casa, intentando hacer algunas mas otro fin de semana.
Los canarios, al ser isleños, tenemos que cruzar el charco desgraciadamente. Se nos hace lejano el rumbo del camino.
Una pista asfaltada se va desplomando hacia la aldea de Mirallos, perteneciente ya al Concello de Paradela. La multitud de colores que desprenden los atuendos y mochilas de los peregrinos que se mezclan con el andar parsimonioso de las rubias gallegas (Vacas), se me hace por un momento todo abstracto, como una rutina apática que lleva haciéndose durante años.
Los animales te miran con esos ojos tan grandes, moviendo la boca, rumiando, parecen decir: “Buen Caminoooo” jajajajaja….
Como de costumbre, me pierdo en mi memoria. Mi cámara se convierte en mi escritura. “Buen Caminoo”… me dice una pareja de ancianos ataviados con su ropa de labranza, acompañados de dos rubias de lento deambular. “Muchas gracias amigos”…. Sin darme cuenta, me enredo en una conversación pista arriba, hablando de su tierra, de mi isla, saciando la curiosidad de la señora por mi pañuelo en al cabeza…. El hombre: “Choo, chooo, vamos, vamos, chaaa vaaaca“…, se dirigía a las rubias, que lo miraban con indiferencia (El mismo idioma que en mi tierra).
Pase un buen rato escuchando pequeños relatos del camino que durante años estos ancianos habían vivido con el ir y venir de los peregrinos. Sin darme cuenta embelesado por la tertulia, me fui distanciando de la ruta. “Me cageennn, ya me salí del camino, ahora tengo que volver pa tras”. “Haaa no importa ahora bajas por casa al camiño”.
Un momento mas tarde estaba de nuevo metido en un sendero de robles y pinos dialogando con el amigo Marcelo. Unos cien metros mas adelante caminaba mi grupo.
Los últimos kilómetros de la etapa se estaban haciendo interminables, con un sol de justicia que proyectaba su calor en el asfalto. El grupo se había desperdigado de nuevo y cada uno iba a su ritmo. (“Yo el ultimo como siempre“). Una autentica bajada  rompe piernas, nos dejaba entrever la aldea de Portomarin, que nos daba la bienvenida cruzando el puente que atraviesa el Río Miño, embalsado por Belesar. Subo corriendo en un arrebato la escalinata del viejo arco románico-medieval, mientras, Antonio con una sonrisa me sacaba fotos como esperando el "viaje" y los respectivos piños desperdigados por los escalones (“Hay que tener mala leche”) “jajájajá…” Mi corazón parecía un despertador de campana ( A quien se le acurre…..).
Después de un rato buscando una pensión, ya que los albergues estaban llenos, por supuesto, encontramos una en la parte alta del pueblo, con su bar restaurante (Pensión PortoMiño), donde las cervecitas nos sentaron como un bálsamo. Las yagas de mis pies me saludaron nuevamente recordándome que estaban ahí todavía.
Después de un baño y un pequeño descanso. Nos entretuvimos dando una vuelta y buscando un sitio donde cenar. Aquí volvimos a encontrar a nuestro amigo Juanjo. Nuestra tercera etapa había finalizado.
Breve historia de Portomarin:
Portomarin es una preciosa villa situada en el Rio Miño, en el embalse de Belesar. Es uno de los lugares por donde pasa el Camino de Santiago (Francés), siendo un importante final y principio de etapa, por ello encontrarás albergues y alojamientos para peregrinos...
Como principal detalle de Portomarin decir que no es el emplazamiento real del histórico pueblo, ya que el actual Portomarin es fruto del traslado del pueblo. Realmente el pueblo se encontraba en la parte inferior de la colina, en las orillas del Miño, pero la construcción del embalse de Belesar obligo al traslado del pueblo.
La iglesia de Portomarin (Iglesia de San Juan) fue trasladada piedra a piedra, en las cuales aún podemos apreciar las marcas y numeración que se uso para luego colocarlas en la misma posición...
El origen de esta villa se remonta a tiempos de los romanos, época en que era conocida como Pons Minei, Portus Minei o Paso del Miño. Ya en el siglo IX y X vuelve a aparecer citado como Locum Portomarinai.
En el año 1120 Pedro Peregrino ordenó la construcción de un puente de 150 metros para salvar el caudal del Miño. A partir de esta construcción se desarrolló el núcleo de población, con sus hospitales y hasta una leprosería. En el margen izquierdo del río se encontraba el monasterio templario de Santa Cruz de Loyo. El puente fue destruido tras las batallas mantenidas entre doña Urraca y su ex marido Alfonso el Batallador.
En 1962 el destino quiso que esta villa jacobea quedara enterrada bajo las aguas del embalse de Belesar, del Miño, perdiéndose todos los monumentos que fueron testigos del tiempo de los peregrinos medievales. De esta circunstancia sólo se libraron algunos monumentos, que habían sido trasladados piedra a piedra hasta su ubicación actual
Con las luces de las farolas, aun encendidas, caminábamos con un cielo oscurecido por grandes nubarrones que amenazaban tormenta. Los bares estaban cerrados, así que emprendimos camino por la calle principal, siguiendo las flechas amarillas. Nuestra cuarta etapa estaba en marcha: Portomarin - Palas de Rei. Atravesamos una pasarela metálica que salva el Rego das Torres que se une aquí con el Miño. Luci, Emilio, y Juanjo se habían quedado en pensiones diferentes y no coincidimos en la salida, pero sabíamos que el camino nos volvería a unir.
Emprendimos una subida por las laderas del Monte San Antonio para ir calentando el cuerpo, hasta que el camino se vuelve llano entre pinos y prados y con las tripas diciéndome: “Échame algo esteee…..”. La lluvia hacia acto de  presencia apretando poco a poco. Disminuí mi paso para disfrutar de mi camino bajo esta. Un peregrino se enzarza en una pelea con su capa para la lluvia, que se le traba una y otra vez en la mochila. “Esperaaa, esperaaa… que te ayudo… “¡ Hooo!…¡ Muchas gracias amigo peregrino…! ¿Tu ser ¡ZURRON!…? Jajajajaja… Risas de los dos: “Siii yo soy Zurrón… jajájajá ... “Joder con el alemán.” Un buen apretón de manos y una sonrisa, seguro que hizo el camino mas llevadero, tanto para el como para mi después de aquel mal comienzo en Morgade.
Después de casi 8 Km  caminando por el arcén de la carretera y a veces cruzando esta, llegamos a un bar completamente empapados. Una taza de café con leche y un bocadillo gigante de tortilla nos volvió a regenerar las calorías que habíamos quemado.
“Buenos días Marcelo”…” Buenos días canario”… “He Marcelo“… Ese plátano será de canarias ¿No? jajájajá…
La lluvia empezó arreciando de una forma continua que nos hacia mantener la cabeza gacha por momentos, aunque yo disfrutaba como un enano. Llegamos a Ligonde empapados hasta los huesos. Nos tomamos un tiempo para un café y un pequeño respiro de la lluvia.
Ya en la salida nos encontramos con Luci y Emilio que decidían quedarse sentados un rato en unos bancos, ya que el lugar les traía viejos recuerdos del camino. Al momento apareció Juanjo, nuestro amigo andaluz, que andaba solitario bajo la lluvia.
Decidí apresurar el paso en un momento en el que mis pensamientos se llenaron con la imagen y recuerdos  de mi padre. Decidí caminar solitario el resto de la etapa.
DEDICADA A LA MEMORIA DE MI PADRE (NO COMMENT).
A las 6,30 de la mañana, estábamos bajando por la travesía del peregrino, junto a la casa del Concello de Palas de Rei. Encontramos un bar abierto y nos paramos a desayunar. Al momento aparecieron Luci y Emilio. Por primera vez haríamos todos juntos una etapa completa.
Quizás era la etapa mas larga de Galicia, (29 Km.) conocida como la etapa rompepiernas, por su perfil en tobogánes. Comenzaba nuestra quinta etapa: Palas de Rei - Arzua
Caminamos unos cientos de metros por la N-547, todavía con los ojos casi pegados por el sueño, aunque el aire de la mañana nos va dando pequeñas palmaditas en la cara.
Una señales nos introduce a la derecha atravesando el río Roxan y nos lleva a la parroquia de San Sebastian de Carballal. Después de una pequeña subida entre frondosa vegetación, nos saludan los hórreos de las aldeas de esta parroquia. Los peregrinos van apareciendo poco a poco en el camino, construyendo la interminable fila a Santiago.
Un sendero hechizante entre robles, eucaliptos, y riachuelos, que nos embarran nuestras botas nos acerca a Lacua. El camino esta lleno de senderos boscosos, que te invitan a pasear entre ellos aletargados por su belleza. En un abrir y cerrar de ojos llegamos a San Xulian Do Camiño, con su iglesia románica de finales del siglo XII. Todavía no nos hemos topado con Juanjo. Una bajada sin tregua, me recuerda que mis llagas no se ha curado, por lo que tengo que aminorar el paso, quedándome junto a Luci, que la pobre va peor que yo. Una animada conversación hace que nos olvidemos por momentos de las dolencias. Sin darnos cuenta llegamos a Campanilla, una pequeña aldea de la Parroquia de Mato, ultima población de Lugo. Hemos recorrido 8 Km.
Entramos en la Coruña por la aldea de O Coto sentándonos en el primer bar que cruza el camino. Mis botas volaron de mis pies, liberando el ardor concentrado “Ufffff” “Dioossss”. Que bien me supo el cartadito, aunque echaba de menos los cortados leche y leche de mi tierra. El que viaje a canarias no olvidéis pedirlo en cualquier cafetería, no saben lo que se pierden.
Me encantaba ver a Emilio el placer que sentia cuando se fumaba su cigarrito cada vez que nos parábamos a tomar café. Yo tambien fui fumador y se lo que es eso. Realmente, creo que disfrutaba de ese momento como nadie. Después de un rato descansando, se hace cada vez mas difícil levantarse para seguir nuestro trayecto. A veces me pregunto de que manera tienen que tener el cuerpo de curtidos esa gente que viene, como el amigo Juanjo, de Saint Jean Pied de Port ( San Juan de pie de Puerto), localidad francesa que se ha convertido en el punto de partida para la peregrinación del Camino Francés. Estamos hablando de 775 Km., treinta y un días de camino, aproximadamente. Es uno de mis sueños, y espero cumplirlo algún día.
Como decía anteriormente, proseguimos nuestro camino con el cuerpo dolorido, pero con la ilusión intacta de llegar, por lo pronto a nuestro próximo destino. Entramos en la parroquia de Leboreiro, tambien conocida como Campo de las liebres. Nos paramos para hacer una fotos de su iglesia romanica (Santa María), cuando aparece Juanjo con su gran sombrero de paja. "¡Heeee rubiooo pero a donde vaaaas!" Le grita Luci... jajajajajaja... Juanjo llamaba rubio a todo el que no conocia.
.
Muchos éramos los peregrinos que ya nos conocíamos por el camino, aunque muchos no nos decíamos nada, otros no mirábamos y sonreíamos, otros levantábamos las manos en un claro saludo, “Buen camino” nos deseábamos algunos. Todos hacíamos el camino de manera diferente, de distintos lugares y con diferentes pensamientos.
Poco a poco (Caminando a dos pilas, como digo yo), nos vamos acercando a San Xoán de Furelos, donde un impresionante puente medieval construido en el siglo XII nos da la bienvenida, atravesando el río del mismo nombre, que rebosa vegetación por sus márgenes. La pequeña aldea de Furelos, huele a historia por todos los rincones. Su antigua iglesia románica del siglo XIII, también nos recibe nada mas cruzar el puente, invitándonos a su visita por sus ya desgastados escalones por el paso del tiempo. Todavía se conservan las puertas medievales en muchas casas particulares.
Estamos a un kilómetro de Melide, famoso entre los peregrinos por sus Pulpos a Feira. Mi cerebro le dio un toquito a mi estomago y este a la vez a mis tripas, que se revolvieron. (“Quiero pulpo,, quiero pulpo,….. Y una cervecita“jajajaa……). “¡ Joder !”. Era tal antojo, que  tenia el aroma metido en los pelillos de la nariz y eso que todavía no habíamos llegado.
Justo en el centro de Melide, se cruzan el camino Francés con el Primitivo. Las huellas del paso de estos caminos de peregrinación han dejado la construcción de un hospital de peregrinos (1.502), hoy convertido en el Museo de la Terra de Melide. Al Camino Primitivo, también se le conoce como el Camino de Ovedo. Dice la tradición que el primero en recorrerlo fue el Rey Alfonso II. El Camino Primitivo, primero fue Vía Romana y luego se aprovecho para la peregrinación. Años más tarde, se conoció cómo Camino Real de Melide a Lugo, hasta dar hoy en la actual carretera por Furelos. “Bueno…., volvamos al Camino Frances y a los pulpitos de Melide”. Como iba diciendo, entramos en Melide con los ojos puestos en las dos pulperías que nos encontramos de sopetón al entrar al pueblo. Una de ellas era la de Ezequiel, de la que tanto había oído hablar en los foros, y ya que Juanjo tenia una promesa de un amigo de ir a ella….. ¡Pues pa dentro nos fuimos!. Las cervezas, los cacho panes, los ribeiros, y los pulpitos……¡Dioosss! "Se me salían los ojos."
Luego de un buen rato extasiándonos de tan estupendo manjar, y de dejar de sentir los latidos de mis penosos pies, seguimos nuestro camino, con la intención de llegar a Arzúa (Eso si, con alguna sonrisita de oreja a oreja producida por el famoso y placentero vino del lugar).
Entre un bosque de eucaliptos que nos brinda su frescura, llegamos al Río Catasol, un afluente del Furelos, y que nos obsequia con unos paisajes impresionantes de estos bosques. Hemos recorrido 18 Km. y aunque caminamos desde hace un buen rato bajo la sombra de una frondosa arboleda, el cansancio empieza a sentirse ya no solo en las piernas, sino en todos los músculos y huesos del cuerpo.
Decidimos entre todos acortar la etapa, y buscamos en una guía del camino que llevaba Emilio, un lugar donde quedarnos.
Casa Milia fue el lugar escogido, una preciosa casa rural en la parroquia de Castañeda, a unos 5 Km. de Arzúa, y a unos 300 metros fuera de nuestro camino. El jardín de  Casa Milia, te invita a retozar sobre su césped, cosa que hice nada mas verlo, dejando botas y calcetines fuera de mis pies, y recostando en el mi cuerpo dolorido. Después de almorzar, Juanjo se despidió de nosotros, ya que tenia una reserva en una pensión de Arzua, aunque la mujer de la casa no estaba muy conforme de que se fuera ya que le había  cogido cierto cariñoooo!!!!..... a Juanjo. Nuestra quinta etapa del Camino Jacobeo, había terminado.
La alarma de mi teléfono móvil me pone en pie a las 5,30 de la mañana. Me meto bajo la ducha, hasta que vuelvo a ser persona. Continuo con mi aseo mañanero , hago un intento de peinarme, me miro la barba, que prometí no quitármela hasta que volviera de nuevo a mi isla. Preparo la mochila lentamente y con el cuidado de no hacer mucho ruido. Miro por ultima vez la impresionante habitación rustica donde había dormido esta noche y con sigilo desciendo las escaleras de madera hasta la pequeña recepción de la casa, que a estas horas se encuentra en penumbra. Aquí me siento a esperar a mis compañeros de camino, que poco a poco van apareciendo aletargados por el profundo descanso que hemos tenido. Luci parece mucho mejor. Son las 6,30 de la mañana y lógicamente no hay nadie que nos atienda, así que buscamos nosotros mismo un sello de la casa para nuestra credencial.
Comenzamos nuestra sexta etapa: Castañeda - Pedrouso, 24 Km. ya que teníamos que hacer los 5 Km. que nos habían faltado de la etapa anterior. Esta vez, nos tocaba desayunar en Arzúa.
A las 6,45 de la mañana estábamos caminando por el arcén de la carretera para volver a buscar nuestro camino. Después de un relajante y madrugador paseo, entramos en Ribadiso da Baixo, cruzando el Rio Iso. En un abrir y cerrar de ojos, entramos en la avenida de Lugo, que nos da la bienvenida a Arzúa.
Un tranquilo desayuno nos recompone las energías gastadas desde Castañeda. Ponemos rumbo hasta nuestro próximo destino. Nos quedan 40 Km. hasta Santiago, y lo mas prudente es dividirlos en dos etapas. No esta el cuerpo como para tirar cohetes, como dicen en mi tierra.
Las señales del camino nos van llevando fuera de Arzúa por un entorno mas rural. Nos encontramos con la llamada Fuente de los Franceses, casi como punto de partida de esta etapa. Enseguida se suceden las aldeas una tras otra, pasando muchas veces por los riachuelos que las atraviesan. Un pequeño repecho nos lleva hasta la aldea de Preguntoño, y nos introduce en un bosque de eucaliptos cada vez mas ingente por esta parte de las tierras gallegas. En la lejanía, vemos como Arzúa se despide de nuestra presencia.
El trayecto hasta Santiago es bastante cómodo, no tiene casi desniveles y va casi siempre pegado a la N-547. Aunque para mi es un sufrimiento, pues es cuando verdaderamente siento el dolor que me producen las ampollas, que llevo padeciendo desde Sarria. Aunque hay un dicho entre los peregrinos que dice que sin sufrimiento no hay gloria.
Me animo un poco tan solo de pensar que ya solo me queda menos de 40 Km. para saludar al santo, y llevarle mensajes de amigos y familia que llevo guardados en mi memoria.
Juanjo vuelve a aparecer en uno de tantos cruces del camino. El amigo andaluz hizo reserva en todas la etapas antes de salir de Francia, así que es difícil coincidir con el en alguna pensión y siempre nos encontramos por el camino.
Paramos en el primer bar que encontramos a tomarnos el “cafelito” de media mañana. Los zapatos de Auxi, los de Luci, y mis botas, salen desperdigadas por los suelos como siempre. Los pies queman y necesitan oxigeno. Después del cafelito, `parece que el cuerpo empieza a funcionar de nuevo. El pequeño descanso nos da fuerzas para llegar hasta Calzada, ultimo núcleo habitado del Concello de Arzúa.
Caminamos 2 Km. mas y entramos en Calle primera aldea del Concello de O Pino, ultimo antes de llegar a Santiago. Hemos recorrido solamente 7.8 Km.
Realmente, esta es la etapa Nº 30 del Camino Francés, aunque para nosotros sea la sexta. Nuestros cuerpos caminan, como tirados de una atracción irresistible. El cuerpo esta completamente machacado por el dolor. Las expresiones en las caras de muchos peregrinos dejan ver el sufrimiento de su esfuerzo. Muchos abandonan por alguna lesión, otros por impotencia, y algunos tienen la suerte de poder descansar sin prisas para llegar. No tienen fecha de llegada a su casa. Treinta días, sesenta, un año, que mas da…. Disfrutar cada bocanada de aire, del olor de su vagueación, de su tierra, de su lluvia, de sus pueblos, de su gente, del día a día compartido, de los momentos de soledad, de tus recuerdos que un día dejastes en lugar mas profundo de tu memoria, el añoro de tu terruño, de tu familia. Quizás tu sentido espiritual, o tu equilibrio emocional. No se. Creo que nadie sabe cuando empieza el camino, que es lo que busca en el. Creo que ese es el gran misterio del Camino de Santiago. Yo, por mi parte, sigo buscándolo, y aunque no lo he terminado, ya estoy pensando en volver el año que viene como muchos otros peregrinos.
Seguimos caminando por los entramados de pistas, senderos y caminos rurales, mientras mi cabeza se pierde en los recuerdos que voy dejando en el. Llegamos a Calzada con 11 Km. ya recorridos. Junto a la N-547 se divisa un estupendo merendero de césped con una mesas de madera, todo ello rodeado de árboles y flores. Al lado de este mismo y en la carretera un bar restaurante, en el que atraco el mostrador (sin pedir practico). La coca cola me sentó como un bálsamos, sentado en las mesas, sin botas como siempre y disfrutando de las vistas y de los compañeros que llegaban poco a poco.
El camino, nos ofrece algunos recordatorios de peregrinos que se quedaron prendados para siempre en estos lugares, como Guillermo Watt, fallecido en el camino el 25 de Agosto de 1993 a los 69 años, o Mariano Sánchez también fallecido en el camino el 24 de Setiembre del mismo año.
Las pequeñas aldeas se van sucediendo una tras otra de medio en medio kilómetro (O Xen, Ras, A Brea, A Rabiña, O Empalme…), al igual que los mojones jacobeos, que van reduciendo el numero de kilómetros cada 500 metros, como para darte aliento para seguir .
Llegamos a Pedrouso enlazando la pista con el borde de la N-547. Justo en frente esta el albergue O Burgo y la cafetería, restaurante y pensión Compás, donde decidimos quedarnos. Nuestra sexta etapa había terminado. Habiamos recorrido 24 Km, casi sin enterarnos. El cuerpo ya se habituaba al esfuerzo diario. Santiago de Compostela nos saludaba.
Después de un buen almuerzo y un merecido descanso a pierna suelta, nos dimos una vuelta por Pedrouso y así curiosear por donde seguía nuestra siguiente etapa. Auxi, Antonio y yo, habíamos decidido levantarnos a las cinco de la mañana para llegar a Santiago a tiempo para la misa del peregrino, así que buscamos un supermercado para comprar algo para el desayuno. A Lucí, Emilio y Juanjo los veríamos mas tarde en la Plaza del Obradoiro.
Ya en la habitación, me cure las heridas de guerra, me las vende bien para aguantar los últimos 21 Km., y caí rendido en el catre.
La noche caía sobre Pedrouso, cuando ya desfilábamos por las calles, todavía con los ojos casi cerrados y las manos metidas en los bolsillos de los pantalones por el frío. Comenzaba nuestra séptima y ultima etapa: Pedrouso - Santiago de Compostela. Tropezamos con un peregrino que andaba despistado buscando el camino. Lo guiamos hasta la entrada del bosque, y el nos brindo su compañía y su bendita linterna, ya que la mía, un frontal que se me había ocurrido llevar, parecía una luciérnaga. A estas horas, el bosque era la entrada a una caverna y su silencio nos abrumaba.
El hombre, un señor mayor y veterano del camino, iba a una velocidad endiablada. Por lo visto su empeño era hacer el camino en los menos días posible desde Francia, haciendo una media casi de 50 Km. diarios. Llevaba 18 días caminando.
En un momento, en que la luz empezó a dejarnos ver, nuestro amigo se despidió, y como si el diablo lo persiguiera, desapareció de nuestra vista.
Salimos de los bosques y empezamos a caminar por pista asfaltadas. Un monolito esculpido con la calabaza, la vieira y el bordón nos anuncia la entrada al Municipio de Santiago. Rodeamos el aeropuerto, para luego llegar a la aldea de San Paio. Hemos recorrido casi 8 Km. La noche no nos ha dejado ver los primeros tramos del recorrido.
Después de un rato mas caminando paramos en un bar albergue, de no se que lugar, a tomarnos un café por mi parte, para espabilarme. El dolor de la rodilla empezó a ser mas agudo, por lo que decidí continuar a un ritmo mas lento. Poco a poco y por el arcén de una carretera bacheada llegue al Monte do Gozo. Desde aquí se puede contemplar la primeras vistas de Santiago. En este lugar hay un monumento erigido en 1.993, año jacobeo. Poco mas abajo un cartel en un poste me indica que me quedan 4.7 Km. para llegar a la catedral. Creo que fueron los kilómetros que se me hicieron mas largo en todo el camino. La rodilla me estaba matando.
Las escaleras que están antes del puente fueron un suplicio. Un cartel en medio de este anuncia la entrada a Santiago de Compostela. Me voy guiando por las conchas de vieiras que hay en el suelo. Mi ritmo ya es cansino, y despues de tanto tiempo caminando entre bosques y aldeas, el bullicio de la ciudad, me irrita. No hace falta preguntar. La fila de peregrinos no se ha disuelto y parecemos hormiguitas en la misma dirección. Las torres de la catedral se divisan a lo lejos.
La entrada a la Plaza del Obradoiro, junto con mas peregrinos, fue como un soplo de alivio, pero también un soplo de alegría. No sabia como expresar mi alegría. Cogi mi teléfono móvil, y le mande un mensaje a mi mujer. “ LLEGUE A SANTIAGO” Al momento sonó el teléfono mandandome besos  y abrazos.
Me senté un rato en el suelo contemplando a los peregrinos que como yo habían logrado llegar. Era una vista satisfactoria, ver la alegría de la gente. Algunos lloraban de la emoción, por el cansancio, el sufrimiento. Otros abrían botellas de ribeiro para brindar entre abrazos y risas. Muchos nos saludábamos y nos decíamos: “LLEGAMOS”.
Yo no soy creyente, pero me faltaba culminar mi viaje. La catedral estaba a tope. Los peregrinos la copaban por completo. El murmullo, casi un silencio, se captaba en el interior de la iglesia. Me senté en el suelo, a un lado de los bancos, y allí contemple como peregrinos curtidos por todos los caminos, echaban a llorar como niños, sentados, con la cabeza gacha y los hombros caídos. Yo fui uno de ellos.
Ya, por la tarde quedamos con Luci, Emilio, y Juanjo en la plaza.
 Nos reunimos en una de tantas tascas que hay en el lugar para celebrarlo. Intercambiamos direcciones y demas para permanecer en contacto. Nos despedimos con un fuerte abrazo, y con la esperanza de que algún dia nos volvamos a encontrar en algún lugar de este impresionante viaje con la mochila llena de ilusiones
Y esta fue mi gran aventura por el camino de Santiago, que sin duda volveré a repetir pero ya como veterano. Sin prisas y disfrutando de el .
Bueno amigos y como siempre digo:
¡BUURGUAYYYYY!














































































































































 






















CARLOS ROJAS.

3 comentarios:

emilio dijo...

prueba

emilio dijo...

¡Hola Carlos! Me recreo muchisimo con tus comentarios y fotografias del Camino y tomo nota de algunos apuntes muy acertados tuyos. No olvides nuestra invitación pues Madrid es una etapa muy buena de transicion para posibles viajes.Con tus comentarios me da la sensación que el Camino para nosotros todavía no ha terminado y si nos ayuda para seguir soñando y caminando. ¡Ojalá! nos volvamos a encontrarnos, en tus manos lo dejo.Enhorabuena por esta página. Un fuerte abrzo: Luci Emilio

carlos dijo...

MUCHAS GRACIAS EMILIO POR TU COMENTARIO. SIEMPRE ES UN PLSCER SEGUIR EN CONTACTO CON USTEDES. TEN POR SEGURO QUE SI VUELVO, QUE ES MI INTECION INTENTARE CONTACTAR Y COINCIDIR CON USTEDES. SE QUEDARON MUCHAS SENSACIONES BUENAS POR EL CAMINO QUE HAY QUE COMPARTIR. UN ABRAZO PARA TI Y PARA LUCI.